viernes, 30 de marzo de 2012

BASES PARA EL DECLAMADOR



                        "El buen declamador debe
dominar algunos aspectos que son base para la expresión de cualquier pieza
poética, sea cual fuere su género, de lo contrario, sólo conseguirá, en el mejor de
los casos, un éxito aislado o efímero"




LA  MEMORIZACIÓN:

Como preparación para la memorización, debemos hacer una lectura
adecuada. En el caso de los infantes, es conveniente que el asesor lea la pieza
en su mejor modo, y pedirle al aprendiz que haga lo propio, y no pasar al
siguiente paso, que sería entender perfectamente el significado de cada palabra,
frase y contexto de ideas (el diccionario es básico), si antes no se comprende
perfectamente lo que el poeta plasmó en su pieza.

Un detalle importante, pocas veces respetado por los inexpertos, resulta el
hecho de que se dice que ya se aprendió el poema, cuando no se ha dicho con el
recurso mímico; recordemos que el cerebro debe captar la expresión del discurso
poético en su totalidad, no sólo al “recitarlo”, sino al decirlo con todos los recursos,
aunque no se haya conseguido hasta este punto dominar la emotividad completa.

LA RESPIRACIÓN:

El oxígeno es vital para la nutrición del cerebro y  ayuda a reducir el miedo al público,                        además de que al respirar se tiene en  los  pulmones una  reserva  de oxígeno  de la                                cual provendrá el flujo de aire con el cual  se  crea  la  voz.

Los ejercicios de  respiración más adecuados, deben tender a  enseñarnos a
sostener el aire mientras se dice un poema,  lo cual  ayuda a que la voz no se
debilite, sobre todo en lo que los instructores en declamación llaman fin de verso.
Algunos  ejercicios  para  una  mejor  respiración serían:
Inhale y exhale profunda y lentamente. Cuando inhala, el vientre debe moverse
 hacia fuera, sin que los hombros se eleven. Cuando exhala no debe dilatar   el
 pecho. Al respirar de esta manera estará disolviendo toda la tensión de la laringe,
al mismo tiempo que aumenta la fuerza que puede ejercer sobre una fuente de aire
mucho mayor.

LA MÍMICA:

Uno de los errores más frecuentes con la mímica, es el de utilizarla de manera
                       exagerada .Recordemos que la  columna  vertebral de  una  declamación es la                                  palabra, no la mímica. Ni siquiera  el declamador debe  ser el  centro,   sino el
 mensaje poético.

Existen movimientos universales  que podemos   utilizar para    muchos tipos  de
 contenidos, como podría ser el de  levantar  un sólo brazo  a la altura del pecho,
el otro o ambos, pero debemos tener cuidado en variar los movimientos, ya que                                        
al reiterar algunos de ellos, hacemos que el público ponga demasiada atención en
ello, lo cual lo desvía del mensaje principal.

LA VOZ:
La voz debe ser el recurso más firme del que habla.
 El objetivo siempre será lograr la impostación, siendo
emotivo. Tener  la  voz  impostada significa tenerla colocada correctamente.
Es hablar  sin esfuerzo , con naturalidad.
Practicar la  lectura  en  voz  alta  permitirá perfeccionar la  dicción.



                                                                                   





jueves, 29 de marzo de 2012

LA DECLAMACIÓN BUSCA CAUTIVAR AL ESPECTADOR

"LA  DECLAMACIÓN  ES  LA  INTERPRETACIÓN  DE UN POEMA, BUSCANDO PROFUNDIZAR SU  MENSAJE CON  EL  USO  ARMONIOSO DE  LA  VOZ Y  LA  SUTILEZA  DEL  GESTO"
                                                             



       La  declamación busca  cautivar  al  espectador para  que  vibre  con  el sonido y  el  significado  de las palabras, acentuando  con  el  gesto y  el  movimiento  aquellos versos  o  palabras que  destaquen el  sentimiento y  la  emoción contenida  en  el poema.
        No  hay  un  buen declamador sin  un  gran poeta que  ha  recogido  las  palabras y  los  sentimientos. las palabras sobre  un  papel  esperan que  el  declamador les  brinde una  vida diferente a  la  lectura  solitaria de la  poesía.
      Un  buen  declamador hace  de puente y  hace de la poesía y  la  declamación artes  complementarios.La  poesía  no  existió en  sus  comienzos sin  la  declamación,  sin  alguien, ya  fuera  el poeta -su creador-  o  ese  juglar, que  llevara su  cargamento de palabras   de pueblo en  pueblo. Hoy  la  poesía existe  alejada de la  declamación pero la  declamación  no  puede  existir sin  la poesía.


          Después  de  esta  breve  introducción quiero  compartir el  propósito  del  presente  blog:
        Los  maestros de  la  asignatura  de  Español  encontramos  la  declamación  como  uno  de los  temas a tratar  dentro  de la  poesía lírica, está  incluido  dentro  de los  contenidos  de primer  grado. Vemos  este tema  de una  manera  muy  general,  se  incluyen  los  recursos prosódicos  que  se   requieren para  leer en voz  alta o  declamar  un  poema: entonación, volumen  y pausas. Posteriormente se  realizan  recitales buscando  cumplir  con los  requisitos establecidos  pero  sobre todo se  busca  desarrollar en  nuestros  alumnos la  capacidad  de transmitir  emociones ,  de provocar  sentimientos a  través  de la  interpretación  de un poema.
       A la  par  de  la  necesidad de contar  con un material poético accesible y  atractivo para  nuestras  clases, nos  encontramos  también con  la  necesidad  de tener  poesías  para  concursos, para  festivales, para  la  graduación, etc. Es  por  ello  que  a través  de este  espacio busco  compartir los  poemas que  he recopilado durante los  años que  he  tenido  el placer de transmitir  este  bello  arte a mis  alumnos:  la  declamación. De  igual  forma  será  un  gusto  compartir algunas  recomendaciones para  desarrollar  cualidades  básicas en un  declamador.
       
      Como  se  acerca  ya  el  10  de Mayo y  la  participación de  nuestros  alumnos  apremia para  este  festival,  tan  esperado,   tengo  a bien  compartir  las  siguientes  poesías: 
                                                              

LOS HIJOS INFINITOS
Andrés Eloy Blanco

Cuando se tiene un hijo,
se tiene al hijo de la casa y al de la calle entera,
se tiene al que cabalga en el cuadril de la mendiga
y al del coche que empuja la institutriz inglesa
y al niño gringo que carga la criolla
y al niño blanco que carga la negra
y al niño indio que carga la india
y al niño negro que carga la tierra.

Cuando se tiene un hijo, se tienen tantos niños
que la calle se llena
y la plaza y el puente
y el mercado y la iglesia
y es nuestro cualquier niño cuando cruza la calle
y el coche lo atropella
y cuando se asoma al balcón
y cuando se arrima a la alberca;
y cuando un niño grita, no sabemos
si lo nuestro es el grito o es el niño,
y si le sangran y se queja,
por el momento no sabríamos
si el ¡ay! es suyo o si la sangre es nuestra.

Cuando se tiene un hijo, es nuestro el niño
que acompaña a la ciega
y las Meninas y la misma enana
y el Príncipe de Francia y su Princesa
y el que tiene San Antonio en los brazos
y el que tiene la Coromoto en las piernas.
Cuando se tiene un hijo, toda risa nos cala,
todo llanto nos crispa, venga de donde venga.
Cuando se tiene un hijo, se tiene el mundo adentro
y el corazón afuera.
Y cuando se tienen dos hijos
se tienen todos los hijos de la tierra,
los millones de hijos con que las tierras lloran,
con que las madres ríen, con que los mundos sueñan,
los que Paul Fort quería con las manos unidas
para que el mundo fuera la canción de una rueda,
los que el Hombre de Estado, que tiene un lindo niño,
quiere con Dios adentro y las tripas afuera,
los que escaparon de Herodes para caer en Hiroshima
entreabiertos los ojos, como los niños de la guerra,
porque basta para que salga toda la luz de un niño
una rendija china o una mirada japonesa.

Cuando se tienen dos hijos
se tiene todo el miedo del planeta,
todo el miedo a los hombres luminosos
que quieren asesinar la luz y arriar las velas
y ensangrentar las pelotas de goma
y zambullir en llanto ferrocarriles de cuerda.
Cuando se tienen dos hijos
se tiene la alegría y el ¡ay! del mundo en dos cabezas,
toda la angustia y toda la esperanza,
la luz y el llanto, a ver cuál es el que nos llega,
si el modo de llorar del universo
el modo de alumbrar de las estrellas.









La Guaja
(Vicente Neira)






Ven acá granuja
¿Dónde andas so guaja?
hoy te mondo los huesos a palos.
No llores ni huyas por que no te escapas
yo no sé lo que hacer ya contigo
me tienes mú jarta.
¡A tí ya no te valen palabras,
a tí ya no te valen razones
ni riñas ni encierros ni golpes ni nada!

Te dije al marcharme:
levántate pronto y estira esos huesos
y dobla las mantas y enciende la lumbre
y arrima el puchero y enjuaga las ollas
y barre la casa

Y vengo y me encuentro, ¡grandísimo pillo!
la lumbre sin brasas,
la puchera sin caldo ni prigue,
la vivienda peor que una cuadra,
la burra sin pienso
las pilas sin agua

¿Segaste la hierba?
¿Trajiste la paja?
¿Regaste los tiestos?
¿Cerniste la harina?
¿Clavaste la estaca?
¿Comió la cordera?
¿Bebió la lechona?
¿Cogiste los huevos?
¿Mudaste la cabra?
hum!

¿Y a tí qué te importa?
¿para que quieres cansarte?
si aquí está la burra que todo te lo jaga

Te piensas granuja
que al estar tu madre jechita una negra
quemándose el alma
mientras tu me malgastas el tiempo
que dá más que lástima

Jecho un ropa suelta...
hecho un rajamantas...
por esas callejas detrás de los perros
por esos regatos tirando a las ranas
o cogiendo nidos en las zarzamoras

¡Qué así estás de lindo grandísimo guaja!
¿Y ese siete tan guapo en la blusa?
¿Y esos pantalones tan llenos de manchas?
¡hum!
¡que gorra más limpia!
¡que medias tan majas!
¡que pelos tan lindos!
que cuello, que puños, que codos, ¡que mangas!

Yo no sé lo que hacer ya contigo
me tienes muy harta

De sobra conoces que somos solitos...
que ya no tenemos quien nos lo ganaba...
que la vida de toditos los pobres es vida de lágrimas...
¡pero ni por esas!
a tí que te dejen roncando en la cama
y te pongan la mesa tres veces
y rueden los días y viva la holganza

¡Súbete esos calzones so pillo!
¡átate esos zapatos so randa!
límpiate esos mocos, lávate esa cara
y vete ahora mismo donde no te vea
que me tienes, me tienes muy harta

Te aseguro chiquitín
te aseguro que esto te se acaba
Endende mañana ¡a la cola del burro!
Conmigo a la plaza, conmigo al molino,
conmigo a la jaza
a sudar fatigas, a mojarte el alma,
ya verás las penitas que cuesta...
ya verás con que ahogo se gana este pan
que tan comodamente, ¡a lo bobo!
¡a lo bobo te zampas!
y ahora ¡A la cama!, ¡A la cama!

La aurora se acerca espléndida, diáfana,
lentamente despliegan las nubes su manto de escarcha,
la madre afanosa se tira del lecho
y sus toscos aperos prepara
que ya espera más ruda que nunca la brega diaria.
Cariñosa y tierna se acerca
hasta el lecho donde el niño
cándido, tranquilo descansa,
un instante contempla amorosa
su faz sonrosada
y después...

Con cariño ferviente
dando un beso en sus labios exclama:
¿Yo turbar este sueño tan dulce?
¡no fuera quien soy ni tubiera entrañas!...
¡juega, brinca y destroza hijo mío!...
¡tu madre lo gana!